" A UNA NARIZ" Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una nariz sayón y escriba, érase un peje espada muy barbado. Érase un reloj de sol mal encarado, érase un alquitara pensativa, érase un elefante boca arriba, era Ovidio Nasón más narizado. Érase el espolón de una galera, érase una pirámide de Egipto, las doce tribus de narices era. Érase un naricísimo infinito, muchísima nariz, nariz tan fiera, que en la cara de Anás fuera delito. Francisco de Quevedo Este archiconocido poema de Francisco de Quevedo, dedicado a la nariz de su enemigo personal y literario Luis de Góngora, es uno de los ejemplos más ilustrativos del recurso literario de la hipérbole que consiste, recordad, en la exageración de la realidad expuesta o descrita. Mirad este retrato que Diego Velázquez pintó en 1622 a Luis de Góngora. Luis de Góngora y Argote. Cuadro de Diego Velázquez, 1622. Museo de Bellas Arte
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